4 cómo se habían hecho dueños de todo el país gracias a su prudencia
y perseverancia (a pesar de hallarse aquel país a larga distancia del suyo); a
los reyes venidos contra ellos desde los confines de la tierra, los
habían
derrotado e inferido fuerte descalabro, y los demás les pagaban tributo cada
año;
5 habían vencido en la guerra a Filipo, a Perseo, rey de los Kittim, y a
cuantos se habían alzado contra ellos, y los habían sometido;
6 Antíoco el Grande, rey de Asia, había ido a hacerles la guerra con
120 elefantes, caballería, carros y tropas muy numerosas, y fue derrotado,
7 le apresaron vivo y le obligaron, a él y a sus sucesores en el trono, a
pagarles un gran tributo, a entregar rehenes y a ceder
8 algunas de sus mejores provincias: la provincia índica, Media y
Lidia, que le quitaron para dárselas al rey Eumeno;
9 los de Grecia habían concebido el proyecto de ir a exterminarlos,
10 y en sabiéndolo los romanos, enviaron contra ellos a un solo
general, les hicieron la guerra, mataron a muchos de ellos,
llevaron
cautivos a sus mujeres y niños, saquearon sus bienes, subyugaron el país,
arrasaron sus fortalezas y les sometieron a servidumbre hasta el día de hoy;
11 a los demás reinos y a las islas, a cuantos en alguna ocasión les
hicieron frente, los destruyeron y redujeron a servidumbre.
12 En cambio, a sus amigos y a los que en ellos buscaron apoyo, les
mantuvieron su amistad. Tienen bajo su dominio a los reyes vecinos y a los
lejanos y todos cuantos oyen su nombre les temen.
13 Aquellos a quienes quieren ayudar a conseguir el trono, reinan; y
deponen a los que ellos quieren. Han alcanzado gran altura.
14 No obstante, ninguno de ellos se ciñe la diadema ni se viste de
púrpura para engreírse con ella.
15 Se han creado un Consejo, donde cada día 320 consejeros
deliberan constantemente en favor del pueblo para mantenerlo en buen
orden.
16 Confían cada año a uno solo el mando sobre ellos y el dominio de
toda su tierra. Todos obedecen a este solo hombre sin que haya entre ellos
envidias ni celos.